La gran mentira económica del Gobierno de Luis Arce: la inflación “de laboratorio” que nadie cree

El Gobierno de Luis Arce intenta nuevamente engañar al pueblo boliviano con cifras maquilladas que no reflejan la realidad.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (MEFP) aseguró que la inflación de septiembre cayó a 0,2%, calificándola como “la más baja en 20 meses”.
Sin embargo, esta afirmación es un insulto a la inteligencia de los bolivianos y una burla para las familias que cada día luchan contra el encarecimiento de los productos básicos.
Mientras los funcionarios del INE y del Ministerio de Economía celebran en sus oficinas climatizadas, el pueblo ve cómo los precios del arroz, el aceite, el azúcar, la carne, el pan y las verduras se duplican sin control. “¿En qué país viven? Porque aquí todo sube y nadie hace nada”, reclaman indignadas las amas de casa que deben estirar el presupuesto familiar para sobrevivir.
El relato oficial de “estabilidad económica” no resiste la más mínima comparación con la vida real. Los mercados, ferias y tiendas reflejan una inflación real que supera con creces la cifra oficial.
Es evidente que el Gobierno manipula los datos para ocultar la crisis que él mismo ha provocado con su mala gestión, el despilfarro de recursos y la falta de políticas productivas.
Detrás del discurso del “control de precios” se esconde un país que sufre escasez de alimentos, falta de combustibles, caída de reservas y pérdida del poder adquisitivo. Los bolivianos no necesitan escuchar estadísticas falsas: necesitan ver que el dinero alcance para comer, para vivir con dignidad y para sostener a sus familias.
El Gobierno de Luis Arce ha convertido la mentira en política de Estado. No hay “inflación baja”, hay un país empobrecido, cansado de los engaños y de la manipulación. La verdadera inflación no está en los informes del INE, está en los mercados, en las calles, en los hogares donde el pueblo siente el peso del fracaso económico.
Basta de propaganda. Bolivia exige la verdad.